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La idea fue creada por ciudadanos líderes en sus barrios para potenciar la AUTO-GESTIÓN bajo los conceptos de auto-responsabilidad y la fuerza colectiva entre vecinos haciendo de nuestros barrios más y más un espacio de vida propio y "bonito". Para esto usemos la herramienta online del GeoCiudadano disponible como un APP movil ('GeoCiudadano' para smartphone o iphone) o plataforma web en su computadora (http://quito.geociudadano.org). El GeoCiudadano permite REPORTAR, DISCUTIR, PROPONER, SOLUCIONAR y MONITOREAR su problema identificado en el barrio. Entre muchos lograremos estar en el mapa de la ciudad hacernos visibles y hacer escuchar nuestra voz del barrio.

BIENVENIDOS a ser parte de su BARRIO BONITO!

Dienstag, 10. November 2015

Un testimonio

Me llamo Felipe y, aunque estoy colaborando en este proyecto del GeoBarrio como coordinador, el ámbito que realmente conozco es el de la estética.

Quiero dejar aquí algunos pensamientos que he tenido al realizar las encuestas de autoevaluación barrial.

Mi comprensión de la Ciudad es la de alguien que intenta expresarse a través de la música y la escritura. Un escenario me resulta más familiar que las calles. Esto quiere decir que he venido teniendo un cierto encierro mental que, en determinado momento, necesité romper. Y mi forma de romperlo fue aventurándome a las calles, a mirar, a preguntar, a enterarme de cómo es el Quito que ignoro (es decir la casi totalidad de Quito).

Este proyecto del GeoBarrio para tener barrios bonitos, fue como una puerta de salida para mí. Y descubrí que aquello que frenaba mi desarrollo estético, es lo mismo que frena el desarrollo de la ciudad: un cierto encierro mental. No poder mirar desde lejos. No saber cómo son las cosas en mi propia calle… Pero también no decir nada, no mostrarme.

Descubrí que toda la burocracia que implica expresarse en el ámbito estético, es el mismo tipo de burocracia que implica expresarse en todo ámbito. Hay un pensamiento general que frena la expresión del individuo en demasiadas áreas y es un pensamiento viejo, un ánimo de la ciudad, que no tiene que ver con política ni ningún fundamentalismo, sino que es algo más profundo: el carácter de la ciudad, su idiosincrasia. Hay una tendencia al encierro, a no comunicarse y a rechazar lo que es distinto. Lo sabemos. Luego de los cientos de encuestas que hicimos en Chiriyacu y Atahualpa, si hay algo que quedó claro es que todos los vecinos saben que el problema esencial es, precisamente, la incomunicación.

Si nadie escucha a nadie, el principal efecto es que se desvanece la memoria. Imaginemos nuestra ciudad como si fuera una persona, una sola Mente. Si lo que ocurre al individuo es lo mismo que ocurre a un grupo humano, hoy es como estar viviendo en el interior de alguien afectado de alzhéimer. Nos vamos olvidando de todo, volvemos a errores del pasado, el cuerpo de la ciudad se deteriora en la inconsciencia, hay caos, la música, por ejemplo, va enmudeciendo (¿quién era Carlota Jaramillo, la he oído nombrar, he escuchado todas sus grabaciones, podría reconocerla en una fotografía, cómo murió, dónde vivió, cantaba siempre sola, era valiente, cómo sobrevivió al machismo de su época?) Hay una neblina de olvido y memorias inconexas, violencia innecesaria, acciones sin sentido, decisiones mal tomadas, un cerebro desorientado.

Son demasiados síntomas.

La desconexión entre nosotros mismos, ocurre en un grado demasiado elevado. Y pienso que cualquier cosa en demasía termina siendo autodestructiva, se desequilibra y se rompe.

Comenzar a expresarse, tener voz en la ciudad y saber lo que piensan y sienten los otros, es la única manera de ir bajando la intensidad de nuestra desconexión. Es crucial lograr expresarnos y aprender a escuchar, mirar y entender a los demás. Ampliar nuestra consciencia al asimilar lo distinto, encontrar gozo, por ejemplo, en que al otro le gusten las rosas que yo odio.

Lo que me atrapó del GeoCiudadano, es cómo el uso de un mapa puede ser, en realidad, una herramienta de expresión y comunicación. Todo cambia y se aclara en la mente al vernos ubicados en el mapa; mirar la casa que está en la calle que está en el barrio que está en la ciudad que está en…

Y luego, comenzar a leer ese mapa y entenderlo:

Aquí, en este punto de la calle, estoy yo diciendo que roban siempre junto al estadio y allá está mi vecino diciendo que hay licores clandestinos junto a su casa, o que obligan a su hijo a comprar droga en la puerta de la escuela.

Ya no soy yo encerrado en una habitación frente a la TV o frente a la computadora o enfrascado en la tablet. Soy yo en un contexto, en un ambiente. Y ese ambiente está descuidado. Y es tan urgente reparar ese ambiente, hacerlo bonito y recuperar la memoria, que esperar que otra persona (un vecino, el municipio, etc.) venga a solucionarlo es, literalmente, infantil. No hay necesidad de cometer ese error, ya demasiadas veces cometido. No hay tiempo que perder. Es necesario tener iniciativa. Hay mucha gente sufriendo por el estado en que está la ciudad. Personas con miedo de salir a la calle, o totalmente perdidas (es decir, sin mapa). Hay demasiados jóvenes que esperan expresar su existencia, no ser atropellados y vivir a plenitud.

No me parece una utopía creer que la diversidad de individuos en estado de plenitud pueda encontrar un equilibrio pacífico. Pienso que eso es lo natural. ¿Han trabajado en teatro? Cada vez que una obra de teatro, o un concierto de música, logran realizarse y se vuelven como una luz en la memoria, es demostración de que las personas podemos vivir tranquilas, sin negarnos. Podemos estar en el mismo espacio, de forma armoniosa, en acción. Pienso que no hay diferencia entre la escena y la vida cotidiana, que la estética es para cada minuto de la vida.




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